Cuando la torpeza es peor que cupido...

Los que no me conocen bien, piensan que soy una chica serena, calmada y seria casi al extremo de parecer odiosa…y de hecho lo soy, pero con los que no me caen bien… que es casi medio mundo. Pero los que me llegan a conocer bien saben que soy despistada, enamoradiza y sobre todo una bola de torpeza andante.



Si de sacar mis defectos a la luz se trata, aquí un resumen de los más populares:
  • Me distraigo fácilmente, hasta con una partícula de polvo que pasa frente a mí.
  • Nunca sé qué día es.
  • Siempre respondo “de nada” cuando me dicen “que tengas buen día” o suelo dar las “gracias” cuando me piden un favor.
  • Me tropiezo con todo.
  • Contesto saludos que no me hacen (así tipo alguien va por la calle dice hola yo respondo y luego me doy cuenta que el saludo era para alguien más).
  • Siempre pienso que perdí el celular o me lo robaron, pero está en el mismo bolsillo de siempre.
  • Si estoy en una conversación por mucho tiempo, resulto pensando en los ruidos del exterior en el clima o demás y para volver a la conversación resulto respondiendo a todo que sí, así no me hayan preguntado nada.
  • Me subo al autobús y ya cuando llevo unos cinco minutos de camino, me pregunto si era el autobús que me servía.
  • De milagro hasta el momento no me he pasado de la estación donde me bajo, pero por lo general reacciono cuando el bus está a punto de abandonar la estación donde me quedo.
  • Suelo decir hola a los carros de lujo que pasan por mi lado sin pensar que el conductor me puede ver, de hecho, ha pasado y me han saludado.


Esas son solo algunas de las cosas que me pasan, algunas con más frecuencia que otras pero a la final torpezas. Eso sí, nada comparado con las que suelo cometer cuando tengo que interactuar con un chico lindo, y es que en ese momento es como si me poseyera el espíritu tipo porrista con retraso que ataca a las pubertas.

Es más en ese tiempo podía tener una conversación fluida y serena con el tipo que me desvelaba en las noches, ese que era mi amor platónico desde que estaba en el kínder. Pero ahora la cosa es otra y es que no sé si se debe a que ya estoy por fuera del mercado y por lo tanto he perdido práctica en ese campo o es que la edad me volvió más sonsa de lo que ya era. Pero para que se hagan una idea de mis maravillosas actuaciones, les cuento algunas de las  que me han pasado a lo largo de mi corta vida.


Torpeza tráigame tierra:

En el lugar donde trabajaba había un chico que era realmente lindo, para que se hagan una idea tratare de describírselo de la forma más específica posible. Era divino… el tipo media como 1,85, tenía cabello castaño, tenía forma triangular, es decir hombros anchos y brazos musculosos (del musculoso lindo, no del músculos tipo la roca) y piernas delgadas y sin una pizca de trasero (a mí me gustan así ¿y qué?). Y lo mejor de todo, tenía barba... ¡sí! Una barba así…tipo hipster que… lo hace ver realmente apetecible (no importa que sea casada y que sea alérgica a las barbas), aunque a veces llegue a pensar que ese era su único atractivo y que si se la quitaba será un tipo más. Pero mientras esa barba exista será un churro completo, así como el tipo del comercial de trivago, ese por el que todas suspiramos por varias semanas, pero que no volvieron a mostrar (un minuto de silencio). Si no saben quién es, busquen “Christian Göran” o vean este video https://www.youtube.com/watch?v=ZtYK4ovbmpw

En fin el tipo era lindo y lo sabía y de hecho creo que sabía que yo pensaba que era lindo y es que a veces soy tan obvia...



La historia empieza porque un día estaba en una mini sesión de trenzas, de estas estrambóticas que jamás llegare a hacerme yo sola (¿por qué estaba en la oficina haciéndome trenzas? no pregunten, solo imaginen la escena). El hecho es que estaba en medio de mi peinado con los pelos alborotados como un troll y llega este hombre y se ubica frente a mí, mirando mi maravilloso despeluque. Yo no sé ustedes pero a mí me da una pena horrible que me vean en medio de una sesión de peluquería, eso de estar siendo observada mientras te cubre una capa de pelo y no puedes moverte, hace que me sienta vulnerable, y es claro que cuando me siento vulnerable soy una estúpida completa, y obviamente esta no fue la excepción. Desde el momento en que se paró a mirar cómo me peinaban me entro la estupidez y mi cerebro se convirtió en gelatina. Sabía que lo mejor era quedarme callada pero entonces sonrió y mi cerebro se derritió por completo y como no era un ser pensante en ese momento solté lo primero que se me vino a la cabeza:

-¿Te gusta lo que ves?- (léase con tono provocativo) así simple y conciso, sin preámbulos ni vergüenza alguna. Bueno la  vergüenza llego… pero 5 minutos después,  cuando entendí que era lo que había dicho, en el tono que lo había dicho y que procesara lo que él había respondido antes de irse sonriendo…un rotundo ¡Sí!



Entenderán que después de eso no logre ni mirarlo a los ojos y como si el destino se burlara de mí, me lo encontraba hasta en la sopa. Desde ese día no fui capaz de volverlo a saludar y es que aun soy de las que piensan que con la ley del hielo se soluciona todo.

Torpeza Casi Chic-Flick

Un día en el autobús de camino a mi casa, iba de pie escuchando música tratando de abrir un paquete de Sparkies (para los que no saben son unos dulces parecidos a los Skittles) cuando se subieron dos chicos, uno de ellos muy lindo, alto como de 1,90 cabello como rubio oscuro barba de cuatro días y lentes de esos tipo hipster (acabo de notar que tengo una rara obsesión por los hipster), el hecho es que se ubicaron en frente mío, luego de unos cinco minutos de pelear con mi paquete de dulces sentí que me estaban mirando fijamente, y entonces me transporte a una chic-flick …levante la cabeza y ahí estaba él con una sonrisa deslumbrante que fue reemplazada por unos sexys labios en movimiento, como buena lectora de labios que soy logre entender un “Hola” , pero como iba escuchando música, me quite los audífonos para entender mejor y confirmar mi teoría, quizá y me leyo el pensamiento porque justo en ese momento volvió a empezar la conversación, la cual se desarrolló así:

Él: Hola!

Yo: (dudo un momento y es que dado mi historial puede que estuviese hablando por su manos libres o incluso estuviera saludando a alguien más, pero entonces recuerdo que no hay nadie detrás mío así que decido responder) Hola.

Él: (sonríe nuevamente, cosa que puede significar que si está hablando conmigo…o que se burla de mi) ¿Cómo estás?

Yo: (sigo pensando que está en su manos libres, pero igual respondo) Ehhh…bien

Él: ¿Para dónde vas? (sonrisa)

Yo: (“Mierda me van a secuestrar o robar o quien sabe que más. Aunque está lindo”, eso es lo primero que pienso pero entonces sin más respondo) ¿Por qué?

Él: Es decir ¿vas para allá? (sonrisa)

Yo: ¿Para dónde? (trato de mirar si tiene audífonos o algo pero no, realmente está hablando conmigo). 



Él: (Al ver mi cara de confusión reevalúa y dice) Yo te conozco.

Yo: Yo a ti no (pero mucho gusto…completo la frase en mi cabeza lo que significa que algo estúpido está por salir de mi boca)

Él: Es que te pareces mucho a alguien que conozco, podría jurar que eres tú o al menos que ella es tu gemela.

Yo: (¡No puede ser que el único tipo lindo del bus me hablo porque me confundió con otra!) Ahhh… no, pues no soy ella.

Él: (sonrisa) Lo siento

Yo: No te preocupes (idiota…completo para mí misma)

Él: Ahora no vayas a pensar que dije eso solo para hablarte. (sonrisa)

Yo: (y entonces el momento mágico…la estupidez del día) Pues… uno nunca sabe, todo puede pasar….ehh digo… olvídalo.

¡Háganme el favor!... ¿así o más Loser?… ¡que alguien me ponga un filtro en la boca para que no todo lo que pienso salga sin ser procesado antes!

Lo peor, fue la cara que hizo, así como cuando estás pensando que “idiota es… pero igual sonriámosle para que no se sienta mal”. 



Y como si no hubiera sido suficiente, el tipo que iba con él interviene en la conversación:

El otro: Ay amor, ya cállate y ya no hagas más el ridículo (le da un toque en el hombro y le da un beso en la mejilla)

Y así sin más me bajo en la parada que me toca,  pensando en lo estúpida que fui allá dentro, mientras pensaba que el único tipo lindo, que al final resulto ser gay, coqueteaba conmigo.

Torpeza directa al manicomio

Esta torpeza la cometo cada mes y no aprendo, en el banco cerca de mi oficina atienden dos tipos lindos. Uno de pelo castaño, ojos oscuros, linda sonrisa y lentes tipo hispter. El otro cabello rubio cenizo, ojos azules (divinos), lentes tipo hispter y una sonrisa mejor que la de su compañero, además tiene el plus de tener voz sexy.  Siempre que tengo que ir me da el nerviosismo estúpido, así que por lo general trato de ir acompañada para disimular mi torpeza o para entretenerme y no embarrarla.



Sin embargo una vez, tuve que bajar y no encontré quien me acompañara (error #1) por lo que me las di de valiente y fui (error #2). Al llegar me concentre en diligenciar el formato y es que esa es otra de mis habilidades, (soy capaz de rellenar mal tres o más veces seguidas un formato cometiendo el mismo error), cuando lo logre me percate que habían solo cuatro personas delante de mí en la fila, yo era la última por lo tanto tenía que enfrentarme a los dos cajeros sola. Sin embargo no me deje agobiar y practique ejercicios de respiración concentrándome en mirar a la ventana y todo lo que se cruzara por ella. 

Unos 10 minutos después me fije que faltaban solo dos personas apara que me atendieran (error #3), la primera era una ancianita de esas tiernitas y entonces todo paso en cámara lenta,  el chico de la voz sexy se levanta,  la abraza, la saluda y le sonríe como si fuera lo más hermoso que hubiera visto en la vida.  Con ese gesto mi cerebro colapso y entonces empecé a reírme como loca, primero fue como una risa contenida donde solo se veía como vibraba mi cuerpo y luego fue ya con sonido. No se imaginen una risa de loca, tampoco fue tan malo, fue una risa normal de esas que en otra situación y acompañada podría parecer como que me dijeron algo y me causo gracia, pero en ese momento, sola… parecía una loca.


Ellos se quedaron mirándome y al hacerlo la risa nerviosa empeoro y entonces llego mi turno, no sé de donde saque fuerzas para calmarme pero ya en la caja parecía normal, ambos me saludaron pero me atendió el otro chico, el de los ojos normales quien miraba a su compañero y sonreía casi con burla, mientras yo solo pedía a jebus de las alturas que todo se acabara pronto mientras mostraba mi mejor cara de póker, como si no hubiese pasado nada. Al final de mi pequeño ataque de risa logre salir ilesa (literal) de esta situación, bueno no tanto porque mi dignidad quedo un tanto golpeada. 

Por esto días tengo que volver al banco, pero solo de pensar en que tengo que verlos, lo he evitado a toda costa. Pero el hecho que tengo que ir tarde o temprano es una realidad,  y si les soy sincera he considerado comprarme una peluca y unos lentes oscuros, para lograr pasar desapercibida.  

En fin…

Y aunque en muchas Chick Flicks la torpeza lleva a grandes historias de amor, creo que no es mi caso, de hecho, me ha llevado a unos momentos demasiado bochornosos, como lo pueden ver. 

Pensándolo bien creo que haré un libro de instrucciones de “cómo salir victoriosa de momentos así, y no morir en el intento”, o al menos de seguir adelante sin perder la dignidad. Y es que a estas alturas creo que tengo mucha experiencia, sin contar las cosas que me depara el destino, para seguir alimentando mi historia de torpezas.


Mientras eso pasa disfruten mi historia, estoy segura más adelante los sorprenderé con más…

CAT

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