Todas en algún momento hemos suspirado por la cita perfecta tipo chick
flick, con ese encuentro inesperado, miradas van, miradas vienen, sonrisa
casual, guiño de ojo, invitación a un café, conversación interesante, despedida
con un beso entre la mejilla y esa parte prohibida de la boca (esquineado en
palabras comunes) que para ser la primera cita es más que suficiente.
Pero para ninguna de nosotras es un secreto que a veces las cosas no
salen como queremos y es precisamente ahí cuando decimos ¡trágame tierra! Y a
continuación les contaré algunos de los casos que escuche en esas
conversaciones de “mujeres” que acostumbramos tener.
Para empezar nos iremos a esa típica escena donde salimos por primera
vez con alguien...si ese alguien en realidad nos gusta, haremos lo humanamente
posible para vernos radiantes, escogemos nuestro mejor outfit, que parezca
casual claro está, tampoco queremos que ellos se den cuenta de las tantas veces
que nos cambiamos hasta por fin estar satisfechas, maquillaje muy sobrio (para
las que se maquillan) cabello perfecto, en fin Megan Fox nos queda en pañales.
¡Pero qué pasa cuando nadie nos advierte que los cambios extremos antes
de una cita no funcionan!
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Alison Mosshart - tomada de la web |
¿Qué pasa cuando el organismo nos hace una mala jugada?
En otra situación a alguien que conozco también de forma afortunada
encontró su príncipe azul, este chico tenia lo que ella podría denominar "ese
no sé qué en ese no sé dónde" que le encantaba, le gustaba
leer, culto, inteligente, caballeroso... y físicamente estaba muy bien, por cosas
de la vida no siempre se les daban muchas oportunidades para salir y cuando lo
hacían la lluvia fue su fiel compañera, así que un café era el único motivo
para verse lo que para ella era perfecto. Hasta que por fin las suplicas a San
Antonio surtieron efecto, y acordaron salir en un ambiente diferente, un bar
con algo de ruido cosa que tuvieran que hablarse al oído, un contacto más
cercano, en fin todo parecía perfecto, pero como siempre está la piedra en el
camino y esta no iba ser la excepción, resulta que justo ese día ella se sentía
indispuesta pero las ganas de verlo eran más fuerte, así que decidió ir (primer
error), fueron primero a comer algo, pero ella tenía un malestar terrible
imposible de disimular, a lo que el muy atento sugirió que fueran a comprar un
relajante muscular para que se sintiera mejor, así lo hicieron, se dirigieron a
un bar conocido a tomarse algo (segundo error), el espasmo muscular se fue,
pero a ella nadie le menciono que mezclar medicamentos con alcohol es una pésima
idea, después de varias cervezas y risas, ella sintió la necesidad de ir al
baño a devolver atenciones a la naturaleza. Con el grito en el cielo de por qué
a mí, salió del baño y tristemente tuvo que decirle al chico que se sentía muy
mal que se iba para la casa; para hacer más dramática y dolorosa la historia
hay que mencionar que el tipo la acompaño hasta la casa que de hecho quedaba
bastante retirada de la de él, la cuido toda la noche, le preparo de esas aguas
que preparan las abuelas que son mágicas, le sostuvo el cabello mientras ella
hablaba con el sanitario. Y como era de esperarse ELLA jamás lo volvió a buscar
y creo que en ese caso ninguna lo haría.
Pero no solo nos pasan chascos cuando tenemos una cita,
es inevitable que una parte de nuestras neuronas colapsen de la emoción de ver a
alguien lindo en medio de tanto feo ambulante.
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Sid - Tomado de la web |
Hace poco alguien a quien quiero mucho tuvo que pasar
por la pésima experiencia de estar en su casa agripada con cara fatal, para
resumir ella y sid eran un mismo ser, para evitar que los molestos síntomas de
la gripe la atacaran, tomo dos tacos de papel y los puso en su nariz, golpearon
la puerta como comúnmente golpea su hermana, ella confiada se asomó la ventana
a lanzar las llaves cuando ¡oh! Sorpresa el tipo que era amigo de su hermano,
el que le había gustado desde pequeña, un churro en todo el sentido de la
palabra, estaba parado justo en la puerta con sus ojos verdes puestos en ella;
desde ese momento y hasta que el susodicho se fue, ella desapareció por
completo de la vista de todos.
Y ni hablar de esos ¡trágame tierra! que nos pasan
cuando ya tenemos una relación, así como le paso a una amiga cuando su pareja decidió
presentarla en casa, sin duda para cualquiera eso es un paso definitivo, excepto
cuando en dicha situación en la casa de los papas del novio se va la luz, y
ella por sentirse autosuficiente decide bajar las escaleras sin ayuda de nadie,
solo paso por alto que esas no eran las escaleras de su casa por lo tanto no
las conocía y como era de esperarse, la cara de esta pobre termino contra el
suelo, gracias al cielo que todo estaba oscuro y no se dieron cuenta del espectáculo,
ella dijo que había sido un pequeño desliz sin mayores consecuencias, aunque le
dolía hasta el apellido.
Les mentiría si les dijera que a mí no me ha pasado,
(qué más quisiera), pero No, no es así, resulta que hace menos de 4 meses me di
cuenta que mi barrio no solo estaba lleno de vecinos gordos, fofos, y
simplones, en medio de todos había uno en particular alto, cabello negro, ojos color miel en conclusión
esta como quiere y en varias ocasiones lo veía mientras me dirigía a la casa. Mirada
va, mirada viene, sonrisa va, sonrisa viene, era obvio que nos gustábamos, pero
un sábado común y corriente a eso de las 4 de la tarde tenía mucha pereza de
salir de mi casa así que como tenía
hambre opte por pedir un domicilio, tome el teléfono y de repente vi que mi
mascota me veía con cara de "necesito salir", en realidad tenía mucha
pereza de salir a llevar a mi mascota al parque, así que para evitar la fatiga,
solo abrí la puerta y deje que saliera al frente de la casa, no contaba con que
ella no solo iba hacer pis, si no también …. Bueno ustedes me entienden, por lo
que me vi obligada a entrar a la casa para buscar una bolsa, obviamente como
buena ciudadana, para recoger sus necesidades, pero cuando estaba en esas...precisamente
estaba pasando justo al frente el vecino lindo, (imagínense la escena:
agachada, con el teléfono en una mano y la otra recogiendo popo, en pantuflas,
jean roto, blusa de esas que si te agachas se te ve todo, y con el cabello
enmarañado, ASI O MAS HUMILLANTE) cuando levante la mirada y lo vi con esos
ojos hermosos mirándome, parecía un tomate y no es literal, me puse de mil
colores, su única reacción fue sonreír (aunque en el fondo pienso que se
burlaba) y obvio yo corrí a mi casa cual niña avergonzada. Pero ojala hubiera
sido solo esa vez, con él me ha pasado de todo, y es que todos tenemos esa
amiga, prima o conocida que no tiene ni idea de lo que es saber disimular, me
ha pasado desde ir caminando en compañía y de repente sentir un pellizco en el
brazo acompañado de “ahí viene el vecino” , cuando tratas de reaccionar al
dolor, te das cuenta que el “vecino” esta frente a ti y presenció todo, a lo
que solo sonríe y dice "hola"; hasta actuar de la manera más torpe
que se puedan imaginar frente a él, creo que a estas alturas ya es bastante
obvio para él, que me gusta.
En conclusión pienso que cada vez que planeamos que
algo salga perfecto, el destino siempre se encargara de reírse en nuestra cara,
así que para que nos complicamos, para que tardamos horas y horas arreglándonos
si ese lado natural es el que a ellos más les gusta, para que tratamos de ser
perfectas para alguien más, si alguien que de verdad nos valora, nos aceptará
con cuanta imperfección tengamos.
Hoy las invito a que sean ustedes mismas, a que conquisten
el mundo con su sonrisa, a que aprendamos a reírnos de cada situación, a
disfrutar de los pequeños momentos y sobre todo a levantarnos después de cada decepción…
Jenn
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