Aunque el señor Walt Disney y la industria cinematográfica
se empeñan en hacernos creer el cuento de hadas perfecto se logra solo con amor, por diversas experiencias sabemos que
no todo es color de rosa. Y es que aquel
príncipe azul que nos desvelaba con aquellas conversaciones hasta las dos de la
mañana, o con esas “escapaditas” en medio de la rutina que nos hacían suspirar,
es el mismo príncipe que hoy parece más un sapo que un príncipe y no porque
haya sacado el homosapiens que lleva dentro (bueno aun no del todo) sino por el
hecho de que ronca como liron, y nos mantiene en vela toda la noche.
Como ya se van imaginando… así
es! hoy les voy hablar de ese maravilloso e importante paso que deciden dar dos
individuos después de jurarse amor eterno frente a un altar, frente a un notario o solo porque decidieron
“arrejuntarse” como dirían las abuelas más conservadoras de otras épocas. Y y
es que después de un tiempo a veces corto, a veces largo o simplemente por las
circunstancias, las parejas deciden irse a enfrentar el mundo juntos y
compartir un mismo espacio. Se aventuran, se ilusionan, planean, proyectan, y
llega el esperado día de abandonar el nido de los padres después de cierta
cantidad de años para ir a surcar los
mares del destino junto con el amor de su vida. En medio de lágrimas y mocos
por doquier sacan sus tres chiros de la casa de sus progenitores, con esa
pequeña voz de la conciencia que les advierte que “no vayan a cometer semejante
estupidez”, en otros casos también dice “aún hay tiempo de desempacar y volver
a los brazos de los únicos seres que por obligación no pueden dejar de
amarnos”. Pero no! Como es de esperarse nos encanta ignorar a nuestro pepe
grillo, (para los que no tuvieron infancia, es el pequeño amigo de pinocho, que
representa su conciencia), y sin más cogemos nuestra maleta y nos vamos junto a
ese, que decimos será nuestro amor eterno.
El primer día es encantador,
lleno de ilusiones, y sexo hasta en la sala que a duras penas tiene cuatro
cojines, sin mencionar la alcoba que tiene un colchón tirado en el piso y el
televisor que nos ha acompañado desde que veíamos los cuentos de los hermanos GRIMM cuando
apenas empezábamos la pubertad. Claro
que no en todos los casos es así, habremos quienes planeamos con anterioridad y
no tenemos solo cuatro cojines sino lo acompañaremos con una lámpara, o en vez
de eso tendremos ya las cosas listas, los muebles en fin…
Algunas dirán que miento… que no
todo es malo… y sí, tienen razón, no se
puede hablar de lo que no se ha vivido, y pues hasta ahora estoy en medio de la
luna de miel donde todo aparentemente es color de rosa, y todo es maravilloso
(bueno en realidad no todo). Pero hoy después de ver la película locura de amor
en las vegas y de escuchar casos que me han contado y con una que otra cosita
que he visto en el camino surgió este post. Y
es que en cualquiera que sea el contexto, vivir con alguien no es
sencillo, y más cuando es la primera vez que salimos de la casa de nuestros
padres, y a eso súmenle el hecho que en algunos casos somos hijas únicas Y eso no significa que no hagamos nada, por
el contrario hacemos mucho. Es simplemente que en ocasiones amamos la
tranquilidad de estar solas, y cuando alguien invade nuestro espacio de forma
tan inesperada, se puede ocasionar la tercera guerra mundial. Pero para volver
en contexto… no nos digamos mentiras, los primeros días son maravillosos,
estamos a un paso de que los conejos, los pájaros y las ardillas de blanca
nieves canten a nuestro alrededor. Todo marcha bien, pero llega un día en que ya
no todo es color de rosa, los ronquidos, el que deje todo botado por el piso, y
el hecho que hasta respire empieza a incomodar. Las que han vivido con alguien
me darán la razón cuando digo que hay mamas que cometen un grave error al hacer
a sus hijos unos completos ineptos que solo gastan valioso oxígeno, porque los
dichosos hombres no son capaces ni de lavar el plato donde comen. Aunque cabe
mencionar que en ocasiones los roles se cambian, y las ineptas son las mujeres, esas que solo se
pintan las uñas y piden ropa abundan, y es el hombre quien toma el rol de hacer
todo en el hogar.
Como todo en la vida es cuestión
de hablar antes de actuar…
A continuación les daremos unos
tips que les ayudaran por si deciden tomar ese paso:
1.
Respire y cuente hasta diez: No es fácil
adaptarse a las costumbres y mañas de otra persona, que deje el baño como
botadero de basura, que juegue con los mocos y los arroje, que ronque, que
hable dormido (a), o que se rasque la nalga mientras cocina,entre otras cositas
poco agradables. Lo importante en estos casos es que respire, cuente hasta diez
y trate de hacerle entender que le molesta eso que hace, además no olvide que
usted no es cuerpo glorioso y alguna que otra mañita debe tener.
2.
No le haga un mal a la humanidad y no haga de su
esposo, arrejunte o lo que sea un ser inservible, eso de las mujeres devotas y
sumisas que hacían todo en el hogar mientras el tipo se dedicaba a ver
televisión y rascarse las pelotas, ya paso de moda, fueron los dos quienes
decidieron irse a vivir juntos, así que por lo mismo, son los dos quienes
ensucian, gastan y deterioran las cosas del nuevo hogar, lo más lógico es que
los dos se dividan las labores, si los dos trabajan, pues algo deberán
ingeniarse para que la vaina funcione… y si por algún motivo usted es quien se
queda en casa mirando novelas, las cosas cambian, pues mientras él trabaja como
burro usted solo consume oxigeno vital.
3.
Bien dicen que cuando el hambre llega por la
puerta el amor sale por la ventana, en cierto momento las cuentas empezaran a
llegar, luego las deudas y luego en algún momento se podrán ver alcanzados de
dinero si no planean bien las cosas. En esos casos muy probablemente el color
rosa se empezara a desteñir y las cosas empezaran a verse más de color gris, la
amabilidad, la cordialidad y el amor que existía entre los dos pasa a un
segundo o tercer plano. Para estos casos lleguen a acuerdos sobre cómo manejar
los gastos, puede ser un tema 50/50, o que él pague unas cosas y usted otras,
que consoliden todos los ingresos y alguno de los dos maneje todo, no sé cuál
sea su estrategia favorita, pero así como dicen las abuelas, las cuentas claras
y el chocolate espeso.
4.
A veces dicen que cuando te casas con alguien
también te casas con la familia, personalmente no pienso así, soy de las que
creen que si me case o me fui a vivir con él fue solo con él y por lo tanto no
tengo porque aguantarme a su familia ni el a la mía. Sin embargo hay casos en
los que estos temas pueden ser de cuidado. Si usted se va a vivir con alguien
es porque ya lo conoce y sabe cómo es su relacion con la familia. Por lo tanto
si él es desprendido y habla con su mamá, hermanos, tíos, abuelos o lo que sea,
dos veces al año, no espere que la acompañe a todos los eventos que su familia
hace día de por medio, para celebrar que cumplió años pepito, que se divorció
fulanito, que el loro de la abuela se partió una garra, noo… obviamente el al
principio la acompañara pero habrán momentos en que le será casi un martirio ir
con usted. De igual forma si usted es la desprendida o al menos tiene una
relación normal con su familia pero él no logra desprenderse de la naguas de la
madrecita y por lo tanto la señora está más tiempo metida en su casa que usted
misma, créame al principio puede que se la aguante por pura cordialidad pero
llegara el momento en que no se la aguantara y su lenguaje corporal empezara a
hablar por usted. Y no hay nada más maluco que el amor de su vida después le
diga algo como “Podrías tratar de no mirar rayado a mi mamá, ella solo viene a
hacernos compañía un rato”. En ese sentido hablen del tema, cuadren a que
eventos van a sistir juntos, cada cuanto hacen visitas a las dos familias y que
tan seguido recibirán visitas ustedes, como van a celebrar las fechas como navidad, noche
buena, etc. y lo más importante avise con antelación que van a tener visita, no
diga que tienen visita cuando suena el teléfono y desde recepción le dicen que
alguien llego a visitarlos.
5.
Lleguen a acuerdos de convivencia, por ejemplo
si usted es de las que adora levantarse los domingos a las dos de la tarde, o
simplemente no le gusta levantarse, pero el adora ir a ciclovia a las 8 de la
mañana, lleguen a un acuerdo para que los dos puedan disfrutar de sus pasiones,
usted podrá dormir hasta las nueve (para mí eso ya es madrugar, pero hay que
hacer sacrificios) y hacia las 10 salen para ciclovia juntos. Si a él le
encantan las parrandas de los viernes hasta el amanecer pero usted prefiere
quedarse viendo la repetición de crepúsculo por veinteava vez, lleguen a un
acuerdo para que si es el caso vayan juntos un rato o por el contrario él vaya
solo y usted pueda disfrutar de su película una vez más. Es importante que
aunque vivan juntos cada uno tenga su espacio para hacer las cosas que le
gustan, eso sí teniendo en cuenta el bienestar del otro. No permita que esas
concesiones se salgan de las manos, fije limites o un día va amanecer con tres
borrachos en la sala de su casa y ninguno de esos tres será su amor eterno.
En fin creo que esas son los
puntos más importantes que podemos tratar, puede que se nos escapen muchos más
puntos pero la mayoría se basan en el dialogo y en llegar a acuerdos. Si logra
eso pueda que su cuento de hadas a la final tenga un final feliz o por lo menos
los traumas serán menos. Eso sí valide que la persona con la que va a vivir sea
su media naranja, porque si él es medio tomate y usted media naranja, por donde
se mire ese jugo no va a saber nada rico.
---Jenn---