Por estos días andaba sin
inspiración pues las musas me habían abandonado y no tenía ni idea sobre que
escribir. Y es aquí cuando le di la razón a una frase que leí en un libro que
decía algo como “las musas son un amante inconstante” y es verdad llegan cuando
quieren, te llenan la cabeza de ideas y
cuando menos te lo esperas, se van. Sin embargo aquí estoy haciendo el intento
de escribir algo sin que suene muy estúpido.
Desde hace algunas semanas volví
a ser una ciudadana de a pie como se dice coloquialmente, y cuando digo de a
pie me refiero a que normalmente me movilizaba en motocicleta, pero por
circunstancias de la vida tuve que volver a movilizarme en transporte público,
cosa que aquí en Bogotá es algo que requiere de paciencia y hasta estado físico.
Sin embargo lo bueno de eso es que puedo ver gente y soy de esas que disfruta
viendo cómo actúan las personas que me rodean para analizar su comportamiento. Suena
loco lo sé, tal vez en otra vida fui alguna psicóloga esquizofrénica que
disfrutaba ver el comportamiento de las especies, no sé. El hecho es que
después de analizar a muchas mujeres y hombres que se cruzan por las rutas que
tomo diariamente, logré identificar que entre nosotras las mujeres nos damos
muy duro, es decir nos atacamos entre nosotras mismas, cosa que no pasa con los
hombres. Hasta donde tengo entendido ellos tienen hasta su lema de “No nos
pisemos las mangueras” y la verdad es que con solo verlos es notorio que no se
las pisan, por así decirlo. En nuestro caso eso no pasa… ¿por qué? No lo sé
(¿Será porque no tenemos mangueras?) el hecho es que eso de la solidaridad de
genero lo ponemos en práctica muy pocas veces, porque la mayoría del tiempo la
tensión entre nosotras es notoria.
Es por eso que en este post quise
relatarles algunas situaciones que he visto para que hagan memoria de si les ha
pasado o ustedes son las que inician este tipo de escenas y si es así para que
se planteen la posibilidad de dejarlo de hacer.
En un medio de transporte
público
Mientras van en un bus,
transmilenio, metro o en lo que sea que se transporten diariamente, hagan el
ejercicio de mirar hacia los lados y díganme si lo que les voy a describir a
continuación son solo inventos míos. (Esto es lo que pasa en Bogotá, no sé cómo
sea el rollo en otras ciudades o países, pero imagino que debe ser parecido).
Pelea
por las sillas: es entendible que el tener que ir de pie en un vehículo en
movimiento es bastante fastidioso y más si vamos en tacones y el equilibrio no
es nuestro mejor amigo. Es por eso que de mujeres al subirnos a uno de estos
medios de transporte revisamos todo el vehículo y analizamos caras para ver
quien tiene intenciones de bajarse pronto para poder ocupar la silla. (aunque
los hombres también lo hacen pero creo que son más disimulados) Una vez
identificamos a la víctima nos posicionamos a su lado y esperamos que llegue el
momento en que debe bajarse. Sin embargo en ese lapso de tiempo llega otra
vieja con las mismas intenciones y se posiciona a nuestro lado, y es aquí donde
empieza el show. Empujadita va empujadita viene, miradita rayada va miradita
rayada viene, todo para impedir que la una tome la silla antes que la otra.
Cuando llega el momento de que la víctima se debe bajar, el movimiento de esa
persona se convierte en la señal para iniciar el ataque con toda, tanto que la
pobre victima a duras penas se puede bajar. Una vez una de ellas logra su
objetivo “la silla” la otra esta dolida y empieza el contraataque con la sesión
de carterazo. No les estoy diciendo mentiras es lo que he logrado ver en estos
días. Continuando… empieza la sesión de carterazo que consiste básicamente el
ponerle el bolso en la cara a la que se quedó con la silla, ponérselo encima de
la cabeza o incomodarla constantemente con el “pequeño” bolso que solemos
cargar las mujeres. En algunas ocasiones
esta sesión intensiva de carterazo va acompañada de una disimulada sesión de
mechoneo, así como lo oyen he visto unas que apropósito empiezan a tirar del
cabello de la otra de manera disimulada. Y es aquí donde me pregunto ¿Qué sacamos
haciendo eso? Si ya se sentó pues nada que hacer, espere a que esta se baje o a
que alguien más le dé la oportunidad de sentarse, pero por favor no nos
tratemos a nosotras mismas así. O es que ustedes ¿han visto a tipos irse a los
puños o a los empujones porque el otro le quito la silla? Nooo, eso no pasa,
así que en este sentido tomemos ejemplo de ellos.
Pelea
por la invasión de la zona de confort: es te es otro aspecto a resaltar
mientras estamos viajando incómodamente en este medio de transporte. Entonces…
definitivamente nos tocó viajar de pie y como nosotras hay muchas personas más
en las mismas, por lo tanto la invasión de nuestra zona de confort es casi
inminente y la única solución para evitar eso es que se baje o se logre sentar en la silla que da a la
ventana para que nadie la toque, de lo contrario le toco aguantarse. Sin
embargo es aquí donde se ven más los “ataques” si la persona que está a su lado
medio le pone el brazo cerca a la cara es casi como declararle la guerra y
entonces empieza con empujoncito va, empujoncito viene, hay casos en los que
hasta hay golpecitos en las manos para que deje de hacerlo. Y sí, hay personas que en ocasiones lo hacen
apropósito, pero con empujarla o atacarla disimuladamente no se arregla nada. De
igual forma sucede con la que está detrás recargando su espalda contra la suya
o la que al bajarse paso llevándose medio bus.
En la calle o en el día a día
Para estos casos es más notorio
nuestro ataque y no sé si es por naturaleza que nos criticamos u atacamos unas
a otras.
De
paseo por la calle: En situaciones tan simples como en una multitud donde de
pronto pasa una vieja por nuestro lado y sin querer nos empuja. Sacamos la
fiera que hay dentro y atacamos ya sea con un empujón peor o con palabrotas. O
cuando vas pasando por algún lugar y una tipa se nos queda mirando, respondemos
con una mirada de esas que aniquilan al enemigo. Somos las diosas de la crítica
y por lo tanto miramos a cuanta vieja se nos pase por enfrente para revisar al
detalle cómo se viste, habla y camina, no importa si no la conocemos…y si la
conocemos pobre de ella. Y ni hablar si estamos acompañadas, porque además de
detallarla rajamos de ella después con la persona que nos acompaña. Somos
egoístas y envidiosas y al ver otra vieja mejor arreglada que nosotras
catalogamos a la pobre de prepago o algo peor, algunas hasta son capaces de
expandir rumores falsos de la vieja para tratar de alejar a los hombres de ella
o para que se quede sin amigas. Hemos visto casos en los que hay viejas que le
tiran ácidos en la cara a las otras solo porque son bonitas o porque en algún
momento de su vida les hicieron algo y no supieron pasar la página y continuar.
Y que me dicen de cuando criticamos la vida de los demás, que malo si es soltera,
que malo si es madre soltera, que malo si es casada, que malo si tiene novio en
fin para eso también somos expertas.
Cuando
nos enteramos de la nueva novia de un ex: En estos casos somos despiadadas, ni
conocemos a la vieja y le inventamos cualquier cosa con tal de “sentirnos
mejor”. Le stalkeamos la cuenta cada vez que podemos, para ver si ya es menos
feliz o para ver si subió una foto donde se le ven los granos, si se le ve
celulitis o se le nota alguna operación. Andamos mostrándole a nuestras amigas
las fotos de la vieja para que se unan a la sesión de críticas y para que de
paso ellas también le stalkeen la cuenta. ¿Qué culpa tiene la vieja de terminar
al lado del idiota que las dejo?, déjenla ser feliz con el tipo, o es que
¿acaso no se dan cuentas que ustedes pueden estar en una situación así pero a
la inversa?, si, cuando empiecen una nueva relación muy seguramente la ex de
ese nuevo amor les estará haciendo lo mismo. Así que piénselo dos veces antes
de. Piensen en esa frase de “no hagas lo que no quieres que te hagan a ti”.
Ya para finalizar mi consejo es
que tratemos de llevarnos bien con nuestro propio género, nada sacamos
criticándonos, atacándonos entre nosotras, más bien lo único que hacemos es
abrirle la puerta a ellos para que empiecen a hacernos lo mismo. Recuerden eso
de “la unión hace la fuerza”… aunque por el momento eso de unión entre nosotras
no existe.
Cat..
Tambien nos pueden encontrar en: http://vidayotrasporquerias.wix.com/vidayotrasporquerias#!Detrás-de-cada-mujer-hay-otra-que-la-critica/cmbz/5605c6680cf2375d99dcfbb0
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